Una de las palabras clave para todo emprendedor y para todo empresario es, sin duda, innovación. Todos, cuando buscamos una idea de negocio, procuramos que sea una idea innovadora, ofrecer algo que sea mejor y distinto a lo que ya ofrecen otros, pero tenemos tendencia a relacionar el concepto de innvación con complicados avnces tecnológicos, cuando, en realidad, una cosa y otra no tienen porqué ir siempre juntas.
Claro que las últimas innovaciones a las que estamos acostrumbrados, al menos las que son noticia, tienen que ver con dispositivos tecnológicamente avanzados que mejoran las prestaciones o la seguridad de un vehículo, o aumentan las posibilidades de un dispositivo móvil, o hacen posible realizar intervenciones quirurgicas mediante pequeñas incisiones .
Y todo ello, por supuesto, son grandes innovaciones, y generán negocios con rentabilidades prácticamente aseguradas. Pero veamos la definición de innovación, que, según la RAE, no es más que la «creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado». Efectivamente, cualquier producto o servicio puede ser innovado, y para ello no tendríamos más que fijarnos en grandes innovaciones del siglo pasado, que lograrón el éxito como negocio y que han llegado hasta hoy. Algunos ejemplos:
– Ponerle un palito a un caramelo. – Añadir un palo a un trapo para fregar el suelo. – Hacer un bollo con un agujero en el centro. – Impregnar un papel con un pegamento tan flojo que haga que el papel se pueda despegar y volver a pegar.¿Te suenan? ¿Puedes ponerles nombre? Claro que sí. Muchas veces para innovar solo necesitamos echar mano de dos cosas: observación e imaginación. Si eres capaz de observar y descubrir alguna necesidad no cubierta de las personas que te rodean y puedes imaginar una solución, cuanto más sencilla mejor, sin duda podrás descubrir oportunidades de negocio con una gran capacidad de generación de beneficios.
No es fácil, claro que no, pero no es necesario haber estudiado una ingeniería ni tener grandes conocimientos técnicos para poder innovar en cualquier tipo de negocio.
A veces incluso, la mejor forma de innovar es aplicar viejas soluciones a nuevos problemas. Cuentan que, en plena carrera espacial, estadounidenses y rusos se encontraron con el problema de que los boligrafos existentes no escribían en condiciones de falta de gravedad, los primeros invirtieron dos años de investigación y más de un millón de dólares hasta dar con la sulución: un bolígrafo con tinta a presión que les permitía escribir aunque no hubiese gravedad. La solución de los ruso, en cambio, fue mucho menos costosa en tiempo y dinero: utilizaron el lápiz.
Innovar es una necesidad para cualquier tipo de negocio y todos tenemos la capacidad de hacerlo, así que, debemos intentar utilizar más la imaginación.
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